Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Juan 1

1 Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos
visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos
acerca de la Palabra de vida,

2 - pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos
testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba vuelta hacia el Padre
y que se nos manifestó -

3 lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también
vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión
con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

4 Os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo.

5 Y este es el mensaje que hemos oído de él y que os anunciamos:
Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna.

6 Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en
tinieblas, mentimos y no obramos la verdad.

7 Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos
en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de
todo pecado.

8 Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no
está en nosotros.

9 Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos
los pecados y purificarnos de toda injusticia.

10 Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su
Palabra no está en nosotros.

I Juan 2

1 Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca,
tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.

2 El es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los
nuestros, sino también por los del mundo entero.

3 En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus
mandamientos.


4 Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos es un
mentiroso y la verdad no está en él.

5 Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha
llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.

6 Quien dice que permanece en él, debe vivir como vivió él.

7 Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el
mandamiento antiguo, que tenéis desde el principio. Este mandamiento
antiguo es la Palabra que habéis escuchado.

8 Y sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo - lo cual es
verdadero en él y en vosotros - pues las tinieblas pasan y la luz verdadera
brilla ya.

9 Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en
las tinieblas.

10 Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza.

11 Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en
las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

12 Os escribo a vosotros, hijos míos, porque se os han perdonado los
pecados por su nombre.

13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el
principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis
vencido al
Maligno.

14 Os he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre, Os
he escrito, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os
he
escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la Palabra de Dios permanece
en
vosotros y habéis vencido al Maligno.

15 No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguien ama al
mundo, el amor del Padre no está en él.

16 Puesto que todo lo que hay en el mundo - la concupiscencia de la
carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas - no viene
del Padre, sino del mundo.

17 El mundo y sus concupiscencias pasan; pero quien cumple la
voluntad de Dios permanece para siempre.

18 Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un
Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual
nos
damos cuenta que es ya la última hora.

19 Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si
hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero
sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros.

20 En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo y todos vosotros
lo sabéis.

21 Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la
conocéis y porque ninguna mentira viene de la verdad.

22 ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el
Cristo?

Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.

23 Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa
al Hijo posee también al Padre.


24 En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio
permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde
el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre,

25 y esta es la promesa que él mismo os hizo: la vida eterna.
26 Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros.

27 Y en cuanto a vosotros, la unción que de El habéis recibido
permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su
unción os enseña acerca de todas las cosas - y es verdadera y no mentirosa -
según os enseñó, permaneced el él.

28 Y ahora, hijos míos, permaneced en él para que, cuando se
manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de
él en su Venida.

29 Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia
ha nacido de él.

I Juan 3

1 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios,
pues ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

2 Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo
que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él,
porque le veremos tal cual es.

3 Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como
él es puro.

4 Todo el que comete pecado comete también la iniquidad, pues el
pecado es la iniquidad.

5 Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados y en él no hay
pecado.

6 Todo el que permanece en él, no peca. Todo el que peca, no le ha
visto ni conocido.

7 Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo,
como él es justo.

8 Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el
principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo.

9 Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado porque su germen
permanece en él; y no puede pecar porque ha nacido de Dios.

10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del Diablo: todo
el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no
ama a su
hermano.

11 Pues este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos
amemos unos a otros.

12 No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. Y

¿por qué le mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de
su
hermano eran justas.

13 No os extrañéis, hermanos, si el mundo os aborrece.


14 Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque
amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte.

15 Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que
ningún asesino tiene vida eterna permanente en él.

16 En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por
nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos.

17 Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer
necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de
Dios?

18 Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y
según la verdad.

19 En esto conoceremos que somos de la verdad, y tranquilizaremos
nuestra conciencia ante Él,

20 en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor
que nuestra conciencia y conoce todo.

21 Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena
confianza ante Dios,

22 y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus
mandamientos y hacemos lo que le agrada.

23 Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo,
Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó.

24 Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él;
en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

I Juan 4

1 Queridos, no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los
espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo.

2 Podréis conocer en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que
confiesa a Jesucristo, venido en carne, es de Dios;

3 y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; ese es el del
Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está
en el
mundo.

4 Vosotros, hijos míos, sois de Dios y los habéis vencido. Pues el que
está en vosotros es más que el que está en el mundo.

5 Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo los
escucha.

6 Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios nos escucha, quien
no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad y
el espíritu del error.

7 Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo
el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

8 Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.

9 En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió
al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él.


10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por
nuestros pecados.

11 Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros
debemos amarnos unos a otros.

12 A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios
permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

13 En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en
que nos ha dado de su Espíritu.

14 Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a
su Hijo, como Salvador del mundo.

15 Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él
y él en Dios.

16 Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos
creído en él. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece
en
Dios y Dios en él.

17 En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que
tengamos confianza en el día del Juicio, pues como él es, así somos
nosotros en este mundo.

18 No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el
temor, porque el temor mira el castigo;

19 quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros
amemos, porque él nos amó primero.

20 Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un
mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a
Dios a quien no ve.

21 Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame
también a su hermano.

I Juan 5

1 Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el
que ama a aquel que da el ser ama también al que ha nacido de él.

2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a
Dios y cumplimos sus mandamientos.

3 Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus
mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados,

4 pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha
conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.

5 Pues, ¿quien es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es
el Hijo de Dios?

6 Este es el que vino por el agua y por la sangre: Jesucristo; no
solamente en el agua, sino en el agua y en la sangre. Y el Espíritu es el que
da testimonio, porque el Espíritu es la Verdad.

7 Pues tres son los que dan testimonio:

8 el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres convienen en lo mismo.


9 Si aceptamos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio
de Dios, pues este es el testimonio de Dios, que ha testimoniado acerca de
su Hijo.

10 Quien cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo.
Quien no cree a Dios le hace mentiroso, porque no ha creído en el
testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y
esta
vida está en su Hijo.

12 Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la

vida.

13 Os he escrito estas cosas a los que creéis en el nombre del Hijo de

Dios, para que os deis cuenta de que tenéis vida eterna.

14 En esto está la confianza que tenemos en él: en que si le pedimos
algo según su voluntad, nos escucha.

15 Y si sabemos que nos escucha en lo que le pedimos, sabemos que
tenemos conseguido lo que hayamos pedido.

16 Si alguno ve que su hermano comete un pecado que no es de
muerte, pida y le dará vida - a los que cometan pecados que no
son de
muerte pues hay un pecado que es de muerte, por el cual no digo que pida -.

17 Toda iniquidad es pecado, pero hay pecado que no es de muerte.

18 Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el
Engendrado de Dios le guarda y el Maligno no llega a tocarle.

19 Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder
del Maligno.

20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado
inteligencia para que conozcamos al Verdadero. Nosotros estamos en el
Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la
Vida
eterna.

21 Hijos míos, guardaos de los ídolos...